Si un trabajador fallece antes de que se produzca la readmisión tras un despido nulo,

sus herederos tendrán que percibir los salarios que no cobró desde su cese hasta la defunción y, además, la indemnización por despido improcedente. Así lo ha establecido el Tribunal Supremo en una sentencia con una casuística peculiar en la que equipara la imposibilidad de readmisión en casos de despido nulo con el despido improcedente. En definitiva, el Supremo desestima el recurso de casación para unificación de doctrina y condena a la empresa a abonar a los herederos también la indemnización por despido improcedente.

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