Las empresas españolas han reducido en los últimos años el volumen de bases imponibles negativas que tienen acumuladas

y que les sirven para reducir la cantidad de impuestos a pagar en los ejercicios futuros. Y lo han hecho a un ritmo considerable. A cierre de 2023, las pérdidas fiscales pendientes de compensar ascendían hasta los 336.887 millones de euros. Supone una caída del 41% respecto a los 575.334 millones que había registrados a cierre de 2019, tal y como reveló el Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria presentado en 2022. Pese al descenso, el colchón fiscal disponible es todavía ingente: equivalente a casi una quinta parte del PIB de España y a más de ocho años de recaudación del impuesto de sociedades.

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