La fuerte inversión realizada por el Catastro para tener su base de inmuebles y fincas lo más actualizada posible está dando sus frutos.

Este esfuerzo se ha autofinanciado con la tasa de regularización de 60 euros pero además ha permitido multiplicar los ingresos de los ayuntamientos por IBI. El plan de regularización catastral 2014-2017 ha supuesto un fuerte incremento de la inversión, que se autofinancia con la tasa de regularización y con un rendimiento espectacular. El efecto en el IBI es notable. Según datos del Catastro, la cuota líquida de este tributo ha pasado de los 12.200 millones en 2013 a600 millones en 2017. La recaudación de la antigua contribución urbana no ha parado de crecer en los últimos años, sin embargo esos ingresos eran prácticamente la mitad en 2007.

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