La duración de los contratos temporales firmados en mayo se situó en los 43,3 días de media, frente a los 52,71 días registrados en el mismo mes de hace un año.

Un 'retroceso' de 9,4 días que se explica por dos factores: el primero es el auge de la contratación indefinida tras la reforma laboral. El segundo, el desigual impacto de los cambios que esta norma introdujo para penalizar el uso de los contratos de más corta duración. Suben los contratos de entre una y dos semanas de duración, pese al castigo en sus cotizaciones. Los cambios para limitar la rotación de los contratos temporales han tenido un efecto desigual. En mayo se firmaron un 21% menos de contratos que antes de la pandemia.

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